lunes, 19 de diciembre de 2011

La realidad de la mujer Sudafricana


El género femenino en el continente africano es más representativo en porcentaje que el género masculino, inclusive la población femenina es básicamente joven; sin embargo, estas no son razones suficientes para que prevalezcan sus derechos por sobre los hombres.

            En este caso, la noticia que ha sacudido mi atención en este año es la gran cantidad de violaciones a las mujeres en Sudáfrica. La característica que resalta esta noticia es que la peculiaridad de estas mujeres es que son lesbianas. Aunque la Constitución Sudafricana pena la discriminación por orientación sexual y permite el matrimonio entre personas del mismo sexo, es sorprendente e inaceptable que en un país donde es penada la discriminación, poco a poco vaya incrementando el número de violaciones a lesbianas con la excusa de que es “una forma correctiva de demostrarles que no son hombres”. El rol de la mujer en la sociedad Sudafricana busca una liberación sin miedo a la represión del hombre por su preferencia sexual, sin embargo lo que se ha obtenido con esta ola de violaciones es marcar aún más la desigualdad entre géneros.

            Lo que hace aún más grave esta noticia, es que el índice de personas con sida es demasiado alto no solo en Sudáfrica, sino en todo el continente africano. Al ser una mujer violada corre el riesgo de ser contagiada por esta mortal enfermedad y a su vez propagar la enfermedad a su pareja. Han muerto ya una cantidad suficiente de mujeres lesbianas víctimas del sida como para tomar conciencia de este problema social que enfrenta Sudáfrica, pero el miedo femenino a denunciar a los agresores por temor a que sus voces no sean escuchadas ni tampoco apoyadas es mucho más grande que su deseo de que se haga justicia.

            Sudáfrica es un país con una de las legislaciones más desarrolladas de todo el continente africano, lo cual debería pesar como un respaldo para su gente, pero la realidad es otra, su gente vive con el temor a un asalto sexual que no se tiene la seguridad de que sea penado por la justicia de su país.

            El problema social de la discriminación  que tiene como agravante una violación sexual supuestamente “correctiva” sea al género que sea no se justifica bajo ningún punto de vista, y mucho menos si además del trastorno psicológico deja una huella de enfermedad sexual. Las declaraciones hechas por algunas mujeres sudafricanas dicen que las consecuencias de esta discriminación se reflejan en la dificultad de conseguir un trabajo digno, el acceso a la educación e inclusive un sin número de servicios que les son negados. Y finalmente, lo que es aún más hiriente para cualquier ser humano, es la falta de apoyo de sus propias familias que les impide salir adelante.

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